viernes, 25 de noviembre de 2011

Del carácter de los equipos

Como madridista con algo de memoria siento algo parecido a la vergüenza ajena cuando el que fuera gran derby de la ciudad se ha convertido en un vapuleo constante e inmisericorde a los rojiblancos. El guión parece estar escrito de antemano y lo que varía es el tamaño de la humillación.

Dice el cursi (pero madridista) de Javier Marías que "un acérrimo vikingo preferirá siempre que gane el B antes que el Atleti". Bueno, eso sería antes, ahora lo que hagan los del río nos da exactamente igual y eso es lo peor que le puede pasar a un equipo, que despierte indiferencia, incluso entre sus peores enemigos. Carecen de personalidad y de alma, no saben a lo que juegan y nadie parece recordarles que hace no tanto tiempo eran, o casi, un grande. Sufrirán muchos años.

Al Madrid lo define su extrema ambición y lo insoportable que se le hace la derrota, una variable que el viejo Chamartín no tolera a pesar de lo del "cuando pierden dan la mano". El atrevimiento, un cierto aire de soberbia y el odio profundo que despertamos en nuestros rivales son rasgos que también explican nuestro carácter.

En la imagen, Xabi Alonso, controlando el balón en un partido de la Copa de Europa en 2010.